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Entre amigos y «enemigos»
Macrismo amiguismo, una aventura revolucionaria en deportes
La cúpula directiva de la Secretaría de Deportes cambió rotundamente luego de la asunción de Alberto Fernández en diciembre pasado. No solamente se creó el ministerio de Turismo y Deportes sino que se pudo ver como se transformó la agencia del tanden Macri – De Urquiza, en una «nueva» secretaría y con ésto las ilusiones de una nueva política.
Fue así que Matías Lammens se quedó con el trono del Ministerio de Turismo y Deportes y la leona Inés Arrondo con el lugar de la Secretaría de Deportes.
Ambos en estos meses encontraron o fabricaron lugares para su gente de confianza.
Lammens, llegó con sus laderos Sergio Palmas -Subsecretario de Infraestructura Deportiva y Competencias Nacionales- y Francisco Chibán -Director de Clubes Argentinos.
Palmas es un viejo amigo de Lammens, de hecho, se postuló como cuarto candidato a comunero en la 15. Además compartieron proyecto editorial allá por el 2001. Fue en la revista barrial «El Muelle» que según se describía estaba hecha para «crear un vínculo entre los vecinos, ofreciendo un espacio abierto a la participación y expresión popular, considerando que todo esfuerzo renovador deja un saldo favorable para la sociedad». Allí, Lammens tenía la «idea y Coordinación» mientras que Palmas se encargó de la redacción, marketing, publicidad y administración, un todo terreno.
Otro de los laderos de Lammens, Francisco Chibán, tampoco tenía demasiada relación con el mundo del deporte. Salvo por ser hincha de Quilmes y seguirlo desde la popular, el «negro», como lo llama su jefe, estuvo ¿O está? al frente del Centro Cultural La Minga de Boedo. También estuvo en la lista del Frente de Todos en CABA aunque no en el mismo barrio que Palmas, él se postulo en la comuna 5. Es decir poca y nula relación con la planificación estratégica de como se deben llevar las políticas de los clubes de Barrio.
Arrondo desembarcó en la Secretaría también con su gente. Su jefa de Gabinete es la leona Jorgelina Bertoni que tenía una experiencia política ya que fue durante el gobierno de Daniel Scioli subsecretaria de Políticas de Gobierno de la Provincia de Buenos Aires.
El detalle no menor es que Bertoni logró que su «compañero» Alejandro Kempner tire un Curriculum y gracias a su amistad con Daniel Scioli y a ser «el marido de» primero consiga el puesto de jefe de prensa de Arrondo y un par de meses después el de Director Nacional de Planeamiento y Gestión Institucional del Deporte.
De todos modos y respetando que la confianza es una cualidad por demás de importante en la política -a veces más que el conocimiento técnico- lo clave a ocho meses de asumir, es que Lammens y Arrondo conviven con siete coordinadores, directores y secretarios que asumieron durante el macrismo y que hoy están firmes pese al cambio de gobierno.
Es así que continuan en sus puestos tras el cambio de gobierno
- Margarita Bagdasarian (Coordinadora de Género y Extensión del Deporte)
- Alfredo Andreu (Director de Competencias Deportivas)
- Sergio Alejandro Perez (Director de Deporte Adaptado y Promoción Deportiva)
- Alfredo Fenilli (Director de Capacitación, Ciencia y Tecnología Aplicadas al Deporte)
- Enrique Oscar Prada (Coordinador de Medicina Deportiva)
- Alejandro Cassettai (Director de Desarrollo Deportivo, Deporte Federado y Representación Nacional)
- Daniel Ridao (Coordinador de Predios Deportivos Nacionales)
Siete puestos claves en un organigrama es un montón porque además de éstos «inamovibles» hay diversos cargos administrativos y sin tanto peso que lógicamente se mantienen.
Estas decisiones de primero poner en puestos claves a «amigos y familiares» sin conocimiento técnico y luego mantener a los siete coordinadores y directores que asumieron durante la gestión Macri – Diógenes De Urquiza nos hacen preguntar si la revolución deportiva se podrá llevar a cabo.
Si la necesidad de una organización seria y que contemple el corto, mediano y largo plazo podrá plasmarse. Si en un momento en el que deberíamos estar inundados de información y contenido deportivo, solamente nos encontramos con el valioso curso de género. Si en tiempos en que el pais deportivo pide a gritos organización, lineamientos, planificación, encontramos que cada uno juega su propio partido y no hay ni siquiera una bajada de línea de como alimentar a nuestros chicos deportistas.
El deporte es una gran ensalada. La pandemia que podría haber permitido innumerables reuniones por zoom de los 24 secretarios de deportes de las provincias ni siquiera sirvió para eso. Los casi seis meses de Coronavirus en el país tranquilamente podría haber provocado contenidos y más contenidos sobre la salud, educación física, cuales son las problemáticas centrales de cada provincia, análisis de las diversas políticas deportivas de otros países y de las que se pueden desprender cientos de planificaciones. Pero nada de eso ocurrió.
Desde lo discursivo confiamos en un federalismo que nunca va a llegar o que llegará mandándole una partida presupuestaria. Desde lo discursivo nos hablan de revolución con solo un contenido revolucionario (el de género) en ocho meses.
Se puede llegar a escuchar por los pasillos de la secretaría que se encontró un deporte devastado, pero ¿es lógico hablar de deporte devastado y que se confirmen en los cargos a quienes estuvieron en una de las peores gestiones de la historia como fue la de la dupla Macri – Diógenes De Urquiza?
En tiempos en los que hay que repensar el mundo, el rumbo del deporte también se tiene que repensar porque sino en lugar de ser una revolucionario será malo, desorganizado y sobre todo, para pocos.
Porque la historia nos marca que un trabajo serio se hace con los mejores. Rodearse por un lado de los amigos y por otra parte de siete secretarios y directores del gobierno anterior hace pensar e imaginar que el final no será el que todos queremos.