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A una semana de padecer uno de los eventos meteorológicos más graves de las últimas décadas, el Club Olimpo se recupera del golpe que significó perder parte de sus estructuras. Un club que reafirma su compromiso gracias al amor de sus socios.
Cada fin de año es similar para el Club Olimpo de Tres Arroyos. Luego de una temporada plagada de actividades, la llegada del buen clima permite que en sus instalaciones se desarrollen reuniones, despedidas y eventos que no hacen más que reafirmar el rol social que tiene la institución. Cenas de fin de año, temporada de balances y preparar los objetivos para el próximo año.
Pero hace una semana la historia fue distinta. Todo transcurría en la normalidad, decenas de personas se confundían entre charlas y anécdotas hasta que un temporal de viento y lluvia sorprendió. Sorprendió el viento, pero más sorprendió una explosión que surgió de la caída de una pared, de tapiales, de arboles, de postes de luz y de todo lo que se ponga adelante.
El Club Olimpo de Tres Arroyos es uno de los referentes de la ciudad. Con cerca de quinientos socios se convirtió paulatinamente y con un trabajo arduo y a conciencia en una institución que alberga a chicos y chicas de todas las edades que practican más de una actividad, desde tres años hasta adultos, desde Fútbol hasta patín, pasando por diversas disciplinas.
La ciudad, anclada en el sudeste de la provincia se encuentra a 70 kilómetros de Claromecó y su belleza se alimenta de combinar la cercanía con las playas, el trabajo agrícola y la excelencia de sus trigos. En los últimos años, el desarrollo también permitió que se sume a sus riquezas la ganadería y actividades industriales.
Ese desarrollo fue acompañado a su vez por el crecimiento en cuanto a la población y con esa población de más de 60.000 habitantes también llegaron los clubes y distintas actividades deportivas como el fútbol, el basquet, patín, rugby, boxeo, el ciclismo y el voley.
En sus más de setenta años de historia, Olimpo también creció. Desde aquel nacimiento del 22 de mayo del año 46 con el sueño de un grupo de adolescentes que alternaban partidos de fútbol con eventos sociales, bailes y empezar a ser una referencia cuando había pocos espacios de comunidad y contención.
Asi fue como aquel pequeño club sumó actividades, sumó espacios, compró un terreno donde hizo su cancha, compró el edificio donde hoy es la sede central y aquellos equipos de jóvenes entusiastas se transformaron en equipos con cada vez más nivel.
Pasaron los años y llegó el Ciclismo, llegó el polideportivo, el gimnasio y todas las actividades que hoy se práctican. Sumaron los vestuarios, un departamento donde alojan a personas que van a visitar las instalaciones y necesitan un alojamiento y el salón de fiestas. Así, cada día, cada semana, cada año, cientos de chicos y chicas tienen al deporte y al crecer en comunidad como su forma de vida.
Paredes caídas, caños rotos, cables, árboles, rejas y un panorama como el que quizás nunca se había visto. La noche que parecía de celebración se transformó en urgencia y en ver de que manera escapaban del temporal.
«El viento entró, rompió todo lo que es la mampostería y a su vez rompió chapas. Gracias a Dios solamente levantó una del techo y ahí medianamente terminó la cosa. De todos modos la caída de la mampostería cortó cables, cortó caños de gas, cortó caños de luz, caños de agua, o sea, estamos trabajando haciendo toda la instalación nuevamente», relató Carlos Balcarce, tesorero del club.
Y a partir de ahi, la reconstrucción.
Reconstruir y modificar una planificación que se pensaba con obras para hacer nuevos vestuarios debajo de las tribunas de la cancha para que tuvieran otro espacio las escuelitas de fútbol y que quedará relegado al menos por unos meses porque además del temporal, horas más tarde delincuentes robaron parte de los ladrillos y los bloques caídos.
Las pérdidas totales aún no fueron cuantificadas, de hecho, aún el club pugna porque ser acompañado para los trabajos de limpieza de árboles caídos. La solidaridad, por supuesto, fue lo que primero apareció con una jornada en la que pudieron comprobar que los vecinos siempre estan.
Una semana pasó del temporal y el Club Olimpo de Tres Arroyos avanza en la reconstrucción. El viento, el agua y el temporal no pudo frenar las ganas de seguir creciendo y acompañando a la comunidad que retribuye con acciones.
El Club Olimpo es uno de los más de cien clubes arrasados por el temporal. El Club Olimpo es una muestra de desarrollo, de crecimiento, de reconstrucción y el ejemplo de que vivir y crecer en comunidad no solamente es posible sino que también es necesario.
