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¿Cómo fue el año de los Clubes de Barrio?
Pese a que la pandemia dio un respiro y las instituciones lograron abrir sus puertas, solo una determinación de la Secretaría de Energía cambió el año y se mantiene la falta de respuestas certeras del Ministerio de Turismo y Deportes.
El año para los Clubes de Barrio tuvo sus idas y vueltas. Sus puntos altos y sus puntos bajos. La posibilidad de continuar administrando una crisis que es de fondo y que parece que a corto plazo no se va a modificar. Con un déficit clave en traducir a resultados los programas o ideas que se plantean.
Esa falta de resultados, de dinámica, de concreción de políticas públicas se repite en varios ministerios aunque los Clubes lo padecen a diario con falta de soluciones a sus problemas cotidianos.
Y es que no hubo grandes transformaciones de base, ni tampoco accionares revolucionarios por parte del Ministerio de Turismo y Deportes, pero si una estabilidad brindada por el estado nacional que le dio al sector, en un principio, el congelamiento tarifario y luego, la posibilidad de regresar a la actividad deportiva lejos de aquel 2020 con puertas cerradas y falta de ingresos.
La primera parte del año no fue fácil. La pandemia aún hacía estragos y era inevitable que los cuidados se mantengan con actividades deportivas que aún brillaban por su ausencia. En ese momento, el estado se hizo presente con el REPRO II, la herramienta que permitió que las instituciones puedan contar con cierto aire en el pago de los salarios.
Aún así, y pese a la llegada de algún que otro parche, los problemas se sucedían. Aquellos trabajadores no registrados se cayeron del sistema y les resultó complejo el tránsito de los primeros meses sin vacunas.
Fue así que durante el año se vieron dos actitudes distintas. Una la del gobierno nacional que con algunos programas pudo acompañar. Por otro, el Ministerio de Turismo y Deportes que solo se quedo con el selectivo y para pocos- programa Clubes en Obra y con manuales y entrega de pelotas que solo llegaron para las fotos de las redes sociales.
De hecho, entre las grandes victorias del sector se destacaron la Tarifa Social de Gas creada por la Secretaría de Energía y otra herramienta impulsada por el ENACOM. El problema se dio que en ninguno de los dos estuvo el acompañamiento del Ministerio comandado por Lammens.
La concreción de la Tarifa Social del gas se dio contra viento y marea, o más precisamente, contra viento y una actitud pasiva de Deportes que ni siquiera trabajo en la medida para que una mayor cantidad de clubes accedan a un beneficio vital para sus economías.
Justamente, el gran problema a la hora de que impacten los programas y subsidios se mantiene vigente. El Registro Nacional de Clubes sigue contando con apenas el 25% del total existente en el país. En todo el año, y en estos dos años de gobierno, no encontramos políticas para que se incorporen esas instituciones caídas del sistema y que por la burocracia, continúan sin posibilidad de ingresar.
Por otra parte, el programa para asegurar la conectividad en los clubes ideado por el ENACOM también se convirtió en una de las buenas noticias para el sector, aunque resta por verse de que manera se reglamentará o se llevará a cabo.
Dentro de las buenas acciones ligadas a Deportes podría incluirse el Programa de fortalecimiento para Clubes de Barrio, una herramienta que en principio podría considerarse buena pero que ni en la comunicación ni en la concreción ha llegado a los clubes que realmente lo necesitan.
Esa falta de papeles, de orden y de falta de acompañamiento político provocó, a su vez, que decenas de clubes a lo largo y ancho del pais padezcan usurpaciones, complicaciones con las tierras y hasta ejecuciones judiciales que provocaron que esos terrenos pasen a manos de inmobiliarias o proyectos urbanísticos.
La actitud de los Clubes
Con todos estas cartas sobre la mesa, los Clubes de Barrio se mantuvieron pasivos y sin movilizar. Centrados probablemente en «volver a la normalidad» tanto la Secretaría como el Ministerio la sacaron regalada en este año ya que pocas fueron las críticas que recibieron.
Algunos de ellos, sí, probablemente se encontraron embelesados con las bolsas de elementos deportivos o contentos con algún envío selectivo de «Clubes en Obra», pero la realidad mostró que aún se ausentaron de las calles en tiempos en que si movilizaron gremios y movimientos sociales entre otros.
Restará ver como se planteará el 2022, un año que parece clave en el crecimiento y concreción de políticas públicas. Con una pandemia que se muestra con menor impacto debido a la vacunación ya el Ministerio de Turismo y Deportes no tendrá excusas y deberá mostrar medidas o programas para todos.
Hasta ahora, en el balance, ni los clubes ni el deporte en general han recibido un espaldarazo que modifique sustancialmente la cruda realidad que se vivía durante el macrismo. De hecho, en los últimos meses se vio a Lammens bastante más preocupado por el Turismo que por el Deporte.
El 2021 de los clubes tiene un saldo irregular. El accionar del ministerio y la secretaría se mantiene en falta. Habrá que esperar y ver si Papá Noel viene con algún regalo, aunque como vienen las cosas, es factible que los deseos de los clubes se mantengan pendientes como desde hace dos años.