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Miles de hinchas se concentraron en la plaza Grigera y pidieron por la partida del presidente Grosi. Una historia de connivencia entre dirigentes, barras, policías, el municipio y la justicia.
Desde hace años los hinchas de Los Andes viven un calvario. No solo en lo deportivo al marchar anteúltimo en el torneo Cláusula de la Primera B Metro sino también en lo institucional con un club tomado por la comisión directiva y la barra que hace peligrar la vida social de uno de los clubes más importantes de la zona sur del conurbano bonaerense.
Con este panorama, miles de hinchas se concentraron en la tarde del viernes a defender la vida social del club, pidiendo elecciones y la partida del presidente Victor Grosi que tomó el club como el patio trasero de su casa y semana a semana aprieta a quienes se muestran disidentes a su gestión.
Ya son innumerables las movilizaciones de los socios. En este caso el escenario fue la plaza Grigera, una de las plazas más emblemáticas de la ciudad y los pedidos recalaron en la intendenta Marina Lesci, el ex intendente Martín Insaurralde y Daniela Vilar, Ministra de Ambiente de la Provincia de Buenos Aires que hacen vista gorda a la violencia institucional que propone Grosi y la barra.
Grosi había sido electo presidente en el 2019. En aquella oportunidad representó a la «Agrupación Milrayitas» que se impuso con 637 votos sobre la lista del «Frente Unidos por los Andes» con 439. Luego de esta elección, el también sindicalista armó una fuerza de choque que se encargó de expulsar de manera paulatina a socios que hoy no pueden ingresar a las instalaciones.
En las últimas elecciones que se desarrollaron de manera irregular en 2021 el presidente no permitió que se presente la lista opositora y llevó a las puertas del estadio a una barra que se encargó de decidir quien ingresaba y quien no.
Los Andes es, junto a El Porvenir, San Lorenzo e Independiente, uno de los clubes en donde no se respeta la democracia. Sus socios y socias solo quieren ir a la cancha, disfrutar de las instalaciones y que chicos, chicas y adolescentes encuentren su lugar de contención.
Hoy, por lo pronto, esos socios sufren no solo las acciones de Grosi sino de una AFA comandada por Chiqui Tapia que no quiere problemas y por acción u omisión deja que los violentos vayan ganando espacios en los clubes.
