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No maten al deportista, condenen a los culplables
El ciclismo históricamente estuvo implicado en ilegalidades. Los condenados, siempre fueron los deportistas. ¿Por qué no hay otros sancionados?
En las últimas horas se conoció la noticia de que el último campeón de la vuelta a San Juan de ciclismo, Daniel Zamora, dio positivo en el control antidoping y por consiguiente se le sacó el título ganado y se espera que reciba una fuerte sanción por ser reincidente.
La sustancia encontrada fue EPO -Eritropoyetina- sustancia sintética que permite aumentar la concentración de glóbulos rojos, y de esta manera que los músculos reciban una mayor cantidad de oxigeno y la fatiga que provoca realizar una actividad física de una duración tan larga no aparezca.
En 2014, el deportista también fue encontrado culpable por la utilización de la misma sustancia y en declaraciones al diario Tiempo de San Juan había demostrado su desazón, arrepentimiento comentando que «Eso me llegó a destruir. Gracias a Dios y a muchos amigos, ya que hubo gente que lo tomó bien y otra que lo tomó mal, pude salir adelante».
Luego de la noticia y la casi segura sanción de cuatro años al deportista se desprenden varias preguntas que quizás no tengan respuesta o bien aquellos que con el dedo acusatorio van sobre el deportista no se animen a, justamente responder.
¿Es el deportista el único culpable de su doping?
¿Por qué no se suspende y se deja fuera de las competencias al equipo que probablemente sabía de la situación y ni siquiera es investigado?
¿Es el único caso de doping en la competencia o hay varios y no salen a la luz debido a ser un deporte históricamente afectado por el dopaje?
¿El deportista puede correr pruebas tan exigentes sin una ayuda externa?
¿Hasta donde llega la exigencia de sus auspiciantes al deportista que en pos de un triunfo es capaz de inyectarse un sin fin de sustancias?
¿El deporte puede seguir mirando de costado a una problemática que en cada competencia se repite y que hasta Lance Amstrong tuvo que renunciar a sus tours de Francia por ser una y otra vez culpable?
¿Los cuerpos médicos de los equipos que rol juegan en esta historia?
Podrían enumerarse miles más, pero cada respuesta nos invita a un debate profundo sobre el rol del mercado dentro del deporte y sobre la exigencia que hay sobre el deportista.
Años atras, Alex Gibney consiguió un permiso para retratar en un documental las sin fin de mentiras a las que había incurrido Lance Amstrong en su carrera en pos de un triunfo y por consiguiente ser estrella en cada casa y en cada canal de televisión.
Amstrong, regresó de un cáncer que parecía culminaría con su vida y ganó siete tours de France, provocando la admiración del mundo deportivo, pero años después, se descubrió que era un asiduo consumidor de EPO, Testosterona y transfusiones de sangre y no solo se le retiraron los títulos, sino que también fue marcado como el gran estafador que jamás haya visto el deporte.
Floy Landis, quien supiese ser ladero de Amstrong también fue descubierto y declarado culpable por consumir Testosterona y fue despojado del mismo Tour en 2006.Entonces, al ver que no solo es una problemática de la vuelta de San Juan y que en cada competencia de ciclismo se encuentra a algún deportista dopado, deberíamos reflexionar y pensar seriamente si el cuerpo esta preparado para estos niveles de exigencia.Además, quizás llegó el momento de una investigación seria impuesta por organismos internacionales y que desenmascare el entramado empresas-equipos-cuerpo médico-deportistas y se castigue a cada uno por su nivel de responsabilidad.Porque quizás el primer fusil que se descarta -y sanciona- es el del deportista que no es más ni menos que un eslabon de la cadena y que por más que debe ser condenado si es encontrado culpable, el resto, no debería seguir caminando como pancho por su casa y también ser corrido al costado del camino.