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Nueva Argentina, ese club que quiere volver a ser
Tras aquel apogeo de hace 35 años, de la mano de padres, hijos y su escuelita, el club salteño busca tener como en sus años dorados un terreno, una personería y un lugar donde cimentar sus sueños.
La pelota rueda por los desparejos suelos de las canchitas aledañas al polideportivo Delmi, un lugar lleno de deporte, de chicos, de olor a césped mezclado con el aroma a sierras que se desprende del cerro 20 de Febrero. La pelota salta de aquí para allá y algún pibe trata de dominarla mientras sueña con el gol que meterá el fin de semana y besarse la camiseta de la escuelita de fútbol Nueva Argentina.
Hace más de un año que un grupo de padres con Jose Andres Contreras a la cabeza y el acompañamiento del profesor Enzo Sebastián Peralta decidió buscar y encontrar un espacio donde abrir una escuelita. El club a representar ya estaba decidido. Históricamente desde su infancia se sentían identificados con el celeste y blanco, el club Sportivo, el que 35 años atrás compitió en la liga de fútbol de Salta.
Así y con un bolso lleno de sueños comenzaron con nueve chicos. Hijos, sobrinos, amiguitos fueron los participes de aquella primera práctica que pese a la cercanía en el tiempo hoy parece lejana al sumar mas de setenta. Un sueño, que comenzó como la necesidad de resurgir de las cenizas y que hoy mantiene esa llama más viva que nunca y que permite justamente pensar en la refundación.
«La idea mia comenzó el año pasado cuando se me ocurrió fundar la escuelita con el apoyo de todo el club. La realidad es que pese a no estar asentado en ningún lado, varias categorías del club seguían practicando. Hoy, nuestro objetivo es llegar a fundamentarlo de nuevo, que haya una nueva comisión, tratar de solicitar algún predio y federarlo como un club dentro de la liga salteña. Por suerte tengo el apoyo de muchos de los padres y de los equipos de las otras categorías porque son cerca de dieciocho categorías que tenemos», nos comenta José Andrés Contreras, el que se animó a poner la piedra fundacional.
Varias fueron las décadas en las que el club no tuvo un marco legal que lo constituya como una institución. La falta de una comisión directiva, de un estatuto y una personería jurídica hoy es la problemática central con la que se topan a la hora de soñar con un terreno propio donde no tener que depender de si el municipio corta el pasto o que los profes y chicos lleguen antes del horario para quedarse con el pedacito de tierra y así poder practicar.
Esa necesidad del orden y el estar constituídos como un verdadero club es su necesidad central como lo reflejan las palabras de Contreras: «Intentamos solicitar ayuda económica al municipio, pero sabemos que es complicado que llegue. Algo hasta simbólico para la escuelita o para pagarle a los profesores. Estamos empezando a hacer los papeles de nuevo, para generar un marco legal que sustente esos pedidos. Ahora a los clubes federados le están dando un subsidio de sesenta mil pesos cada tres o seis meses, algo que es escaso pero a nosotros nos vendría muy bien».
Además, la llegada de un terreno también sería una ayuda invaluable: «Lo ideal seria tener un propio predio, eso es lo que anhelamos. Hoy vemos tantas injusticias. Vemos que le dan predios a gente que los deja abandonados o sin usarlos. A nosotros nos vendría muy bien un pedazo de tierra. Trataremos de tenerlo pero sin la personería jurídica no podemos hacer nada. En primera instancia la idea es hacer una comisión nueva, contar con socios y así encontrar una formalidad».
Los chicos y chicas, mientras tanto, se suman año a año. Juegan torneos, hacen actividades por fuera de lo deportivo y también confían en mañana tener su cancha. Las varias categorías que hoy comienzan desde el 2006 hasta la última categoría 2015 son los que alimentan el sueño de un futuro deportivo perfecto.
Esos chicos y chicas, esos padres, son los que se movilizan para que lleguen las pecheras, camisetas o pelotas. Son ellos, nada ni nadie más. Con rifas, con loterías, con sorteos o vendiendo comida que les facilite un peso más. Un estado ausente, una política deportiva que no impactó en los espacios que debería impactar y la burocracia que hoy les da más problemas que soluciones.
Agradece Contreras el acompañamiento de propios y extraños. Porque el llegar hasta donde hoy están no solamente es fruto del esfuerzo de quienes llevan a sus hijos sino también de colegas que lo fueron guiando de como y donde golpear las puertas necesarias.
Claro que sin los padres hoy no estarían donde están. No lo estarían porque algunos de ellos dejan sus problemáticas personales de lado en pos de compartir las prácticas, los partidos o las jornadas con sus hijos. Además, de mover cielo y tierra para obtener una pelota más, un elemento más, un derecho más.
Esos derechos que lo posicionarían nuevamente donde siempre tuvo que estar. Esos derechos que le darían la espalda necesaria para que aquellas viejas tardes de decenas de categorías compitiendo en la Liga se vuelvan a vivir.
«El sueño es volver a jugar en primera de la Liga Salteña y así seguir luchando por el club. Yo se que con los chicos que están en la escuelita podemos hacer un largo recorrido y pueden ser los futbolistas de la primera de Nueva Argentina el día de mañana. El sueño es ser parte de la liga salteña y que los chicos cuenten con un espacio digno y que les permita practicar más y mejor deporte. Es un camino largo que estamos dispuestos a transitar», sintetiza el fundador de este sueño.
Sueño que llegará. Sueño que es alimentado a diario. Sueño que comenzó de cero. Sueño que solo llevará tiempo. Sueño que contra viento y burocracia significará aún más cuando los resultados lleguen. Sueño que estos chicos, con el deporte como eje fundamental de sus tardes, también están dispuestos a recorrer..
Sueños que comparten y son coincidentes con la escuelita del club Sportivo Nueva Argentina, esa escuelita que hoy, el sostén del club que quiere volver a ser.