Clubes de BarrioEn Quilmes, las Artes Marciales unen a los clubes

En Quilmes, las Artes Marciales unen a los clubes

Un club de barrio y dos sociedades de fomento armaron un trabajo mancomunado de la mano de la instructora Samantha Paz.

  • La rara concepción que alguien nos impuso de lo competitivo, muchas veces provoca que al rival no solamente se le quiera ganar, sino que también se lo tenga que pisotear y a su vez, humillar.

Es particular ésto, pero en la generalidad, en los medios de comunicación y en el día a día, se nos trata de imponer esta idea y al adversario, no se lo debe tomar como tal sino que se lo tiene que considerar como un enemigo.

En Quilmes, en las Artes Marciales que se desarrollan en ese municipio, y en el club Atlético Sarmiento y las sociedades de fomento Primera Junta y Barrio del Balneario la cosa es distinta. Y un poco, tiene que ver con su instructora, que tejió un entramado competitivo y social que provoca una retroalimentación entre las partes y que el deporte haga mejor a los chicos.[su_spacer size=»50″]

Y es que lo que hizo la instructora Samantha Paz no solamente es tender puentes para que se mejoren las relaciones entre dos sociedades de fomento y un club de barrio, sino que una de estas partes, ante la difícil situación social, algunas veces estuvo muy complicada económicamente y fueron las otras dos patas de la mesa las que pusieron su energía y solidaridad y pueda subsistir.

Lo que explica la instructora de taekwon-do ITF lV Dan Internacional que desarrolla la actividad desde hace doce años, es que los grupos de padres y alumnos han entendido el mensaje a la perfección y gracias a ésto más de sesenta chicos pueden practicar la actividad en el municipio.

Justamente el municipio de Quilmes, hoy comandado por Martiniano Molina, lejos esta de facilitar el equipamiento o la infraestructura para que los clubes puedan trabajar de una mejor manera. Sin ningún tipo de aporte, Quilmes brilla por su ausencia y son los vecinos, padres y familiares los que encuentran diversas herramientas para ayudar a los clubes.

Según explica la instructora sobre su trabajo es que es simplemente «una facilitadora entre los principios del taekwondo (cortesía, integridad, perseverancia, autocontrol, espíritu indomable) y nuestra sociedad poniendo en práctica para dicha tarea algunas estrategias ofrecidas por el coaching. De este modo he podido comprobar los beneficios que trae en niños y niñas de diferentes ámbitos socioeconómicos como así también siendo una tarea más ardua en adolescentes y adultos ya que en ellos hay que desarrollar malos hábitos y costumbres ya adquiridas».

A su vez, Samantha nos cuenta: «Se puede observar a lo largo del tiempo qué factores cómo pasar tiempo en un ámbito amigable en clases de taekwondo, en torneos o exámenes como así también tener la posibilidad de ayudar a los demás tienden a aumentar emociones positivas y a reducir las negativas. Basar el crecimiento de las relaciones sociales en los principios presentados por el taekwondo pueden ser la diferencia en la educación actual para formar ciudadanos con principios y valores a favor de la paz mundial».

Los chicos empiezan la actividad a los cuatro años y desde ese momento encuentran en el deporte la posibilidad de relacionarse y compartir tiempo con sus compañeros y en las competencias, el compartir espacio con chicos de otros clubes en los que el respeto y los valores se evidencian.

En cuanto a las complicaciones que encuentra en las instituciones, desde hace varios son las mismas. Primeramente, Samantha se encontró con que los chicos a pesar de tener el deseo den concurrir al club, los chicos en su mayoría al finalizar la promoción de un mes gratis dejaban de asistir a las clase.

Conjuntamente, la situación económica cada vez más difícil de las familias hacían que los niños abandonen, no puedan costear los equipos o bien no tengan el dinero para las inscripciones de los torneos.

Fue así como se empezó a armar una red de gente dispuesta a colaborar con un taekwondo mas al alcance de todos y es así como se combinan los tres espacios. Algunos generando el espacio para la práctica y otros ayudando económicamente o bien con colectas para que los chicos tengan el equipamiento necesario o la alimentación, en tiempos en que en Argentina y en el conurbano bonaerense muchas necesidades básicas no están satisfechas.

Samantha encontró en el Taekondo y las Artes Marciales la posibilidad de desarrollar su pasión.

El club Atlético Sarmiento y las sociedades de fomento Primera Junta y Barrio del Balneario, encontraron en la instructora Samantha a quien no solamente los guía en lo deportivo, sino que además les enseña los valores necesarios para entender que la competencia, puede ser buena y que al rival no se lo debe tomar como un enemigo, como nos hicieron creer desde hace un tiempo.

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