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La escuela de fútbol que nació hace 22 años deja una huella profunda en Colonia Pastoril con un gran trabajo en chicos de cuatro a trece años.
Cuando hace 22 años Mario Arce imaginó su futuro, quizás se pensó como un vecino más de Colonia Pastoril realizando alguna tarea agraria o bien con algún emprendimiento personal que le pueda dar de comer a su familia. Dudo que haya imaginado ser, junto con su compañera de vida, una piedra fundamental en el Club Santa Rita, justamente como lo es hoy en día.
Y es que el hoy presidente del club tampoco busca tener esa posición, ya que simplemente se describe como un eslabón más en la cadena que permite que niños y adolescentes tengan un espacio donde patear una pelota y compitan en diversos torneos y se les dibuje al menos una vez al día, cada día de la semana, una sonrisa en sus jóvenes rostros.
«No me considero el presidente, simplemente porque integro un grupo de padres y vecinos que busca mantener vivo el club para que los chicos tengan su espacio», describió Arce cuando fue consultado por su rol.
En el club, todos tienen un rol, aunque todos, a su vez, hacen todo. Cumplen no solamente con el rol de sustento para los chicos, sino que también son los que consiguen los lechones que se rifarán para conseguir dinero y así solventar un viaje. O hablar con algún productor ganadero que les done la carne para hacer las empanadas que se venderán en alguna jornada.
El estado, por su parte, solo ocupa un rol marginal. Es el expendedor de camisetas que le donará cada año en el comienzo de la competencia o unas pelotas que dejarán de ser pelotas ante la primer lluvia y que Mario, junto con los padres, estaba arreglando artesanalmente en el momento que lo contactamos para que nos cuente del club.
La competencia y el tener a chicos desde Babi fútbol hasta los más grandes de trece años, les permite subsistir, mantenerse y ser tenidos en cuenta para cada liga o torneo y no perder ese privilegio como sufrieron varios de los clubes de la zona últimamente.
Sueña Mario con tener un club mejor. Con mejores instalaciones o con la posibilidad de que los chicos puedan tener botines, pelotas, camisetas, un gimnasio o instalaciones para que los chicos tengan un mejor pasar y se centren exclusivamente en lo deportivo.
Lo ve lejos, porque aunque haya un futuro intendente que les tiende una mano gracias al vínculo casi sanguíneo que tiene con el club desde su infancia, ve complejo que la burocracia provincial escuche y tenga una política deportiva que ayude a cada uno de cientos de clubes que existen en la provincia
Hoy en día, el club busca tener un aporte económico que les facilite afrontar determinados desafíos provinciales y que hoy en día no lo logran debido a los altos costos de transporte y logística.
O también, comenzar con las obras de luz que les permitan a los chicos y adolescentes practicar más allá de lo que les deje la naturaleza, ya que cuando cae el sol, la cancha debe cerrarse y los chicos, volver a sus casas.
Justamente en el facebook de Club Santa Rita, una foto de un profe con la remera que muestra la leyenda «Cuando un chico entra a un club, sale de la calle» es la síntesis de no solamente los problemas que pueda llegar a tener una sociedad, sino cuan importante es que el estado, al menos, le proporcione esa infraestructura que le permita no terminar la jornada porque el sol dijo adiós.
